Los pastores están personificados como hombres humildes, tal como dice Lucas, que vivían a la intemperie (Lc 2:8). Esta humildad les dio la posibilidad de estar en contacto directo con el mundo celestial y es así que son los primeros en recibir la noticia de la Buena Nueva por parte de los ángeles. El nacimiento no ha sido anunciado entre reyes ni tampoco entre las autoridades del Templo de Jerusalén ni siquiera aún entre los maestros de la Ley que conocen todas las profecías y las enseñan (Mt 2:4-6). Los pastores reciben la anunciación directamente de los ángeles en plena naturaleza abierta y creen sin dudas y por ello acuden a ver al recién nacido en Belén. La representación de las escenas de los pastores está en concordancia plena con la escena de Lucas 2:8-20.
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